Jessica Andrews es el nombre que está en la boca de todo Reino Unido. Su forma de escribir tan impecable y particular la han posicionado como una de las promesas de la literatura. Agua salada es una novela de su autoría que explora los complejos nexos relacionales entre madre e hija.
Lucy es una chica proveniente de Sunderland, un barrio que se caracterizaba por ser de familias de la clase obrera. El sueño de Lucy siempre había sido vivir en Londres, una ciudad deslumbrante donde por fin se puede sentir libre.
Cuando por fin cumple su sueño descubre que la vida en Londres no es para nada como ella se lo imaginaba. Inclusive con un Título universitario que le garantiza una vida estable. Los días en su ciudad soñada transcurren entre largas jornadas de trabajo en un pub y noches de fiestas compartidas entre amigos.
La vida le da un golpe bajo luego de la muerte de su abuelo. Una figura importante de su vida ya que era la base de su confianza y su pérdida había dejado un gran vacío. Luego de saber la noticia decide que debe reencontrar esa persona que algún día ella fue y abandonó la ciudad donde siempre se sintió una extraña.
Se traslada a la casa familiar en la costa de Irlanda al funeral de su abuelo, el lugar que eligió para pasar una temporada. Una pequeña casa azotada por el paso del tiempo y descuidada desde la enfermedad de su abuelo. Pero lo más hermoso de la casa es la vista de ese mar salvaje.
Una novela que busca escarbar en lo más profundo de los sentimientos y las relaciones familiares. Al mismo tiempo con la búsqueda de la identidad de Lucy buscamos entender esas ansias de cambiar lo que somos en esencia y el dolor de una pérdida.
Andrews ya demostró sus dotes literarios con The Guardian y está vez ha hecho una puesta en escena de una novela con tintes poéticos. Un estilo distinto y bastante innovador que podría dale un aire de frescura a la literatura contemporánea.
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