El escritor cubano Leonardo Padura ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras en el 2015 nos cuenta la historia de millones de migrantes a través de Como polvo en el viento. Personas exiliadas que lo único que han llevado consigo son recuerdos, añoranzas y ganas de volver a la tierra natal.
Así comienza la historia de Adela, una chica proveniente de New York con raíces cubanas. La mala relación que tiene con su madre siempre ha marcado el paso de su vida y es por eso que tienen más de un año peleadas.
Muchas de sus diferencias han estado marcadas por el reproche de su rol como madre y la crítica a sus relaciones amorosas. La madre de Adela no ve con buenos ojos su relación con Marcos, un chico proveniente de Cuba.
Adela decidido marcar distancia entre las dos y se mudó a Miami. Desde entonces la comunicación entre ambas es escasa, pero todo cambia cuando un día la llama y desde ese momento las cosas solo pueden empeorar.
En cambio, la relación que tiene con Marcos es muy estrecha. El le cuenta historias sobre su infancia en la isla y cómo fue crecer allí.
Él le muestra una fotografía de un grupo llamado el Clan, varios amigos de su padre. Es una imagen de unos veinticuatros años atrás en la última comida donde estuvieron juntos. Al ver la foto Adela reconoce un rostro familiar y el mundo se le viene abajo.
Cuando el exilio es la única respuesta ante un conflicto son muchas historias rotas que quedan en el camino. La pérdida de familiares y amigos antes la diáspora ha generado secuelas a lo largo de los años.
A pesar de la distancia, los nexos con el hogar y los afectos pueden mantenerse como si el tiempo no pasara. El destino y el tiempo se encargará de colocar todas las piezas en su lugar y unir esos afectos.