Ni dos días, ni cuarenta y ocho horas me ha durado en sus manos la última novela del periodista y escritor gerundense Rafel Nadal. La señora Stendhal es un libro que engancha y emociona, es una historia sobrecogedora que mezcla ficción y realidad ambientada en la Cataluña de la posguerra.
«El mundo se divide entre ellos y nosotros. Y nosotros somos más pero siempre perdemos «. Esta es la lección que Lucas está destinado a aprender, pero ahora todavía no, ahora sólo tiene ocho años y ve el mundo con los ojos inocentes de la infancia. Vive en la casa de la carretera de los árboles, en un pueblo al pie de las Guilleries, entre Olot y Girona, en la casa de Annie Stendhal, la mujer que le hace de madre porque a la suya la han matado el último día de la guerra. En ese entorno rural, rodeado de campos y bosques, será testigo de la difícil convivencia entre vencedores y vencidos.
Lucas es el narrador, pero la verdadera protagonista es la señora Stendhal, y lo es porque incluso cuando no aparece está presente. Su personaje es un referente moral, es la mujer sufridora y fuerte que a pesar de las injusticias y los abusos que sufre se niega a desprenderse de unos valores morales fundamentados en la cultura y en la democracia. Ella, como muchas mujeres republicanas piensa que la educación emanciparà a las clases populares. «La única revolución es en la escuela: seremos iguales cuando sepamos las mismas cosas». Esta es su forma de luchar, intentar desviar al niño Lucas del camino de la violencia que su hijo Dani, que festeja con los maquis, ha tomado. Intentar hacerle entender que las cosas no siempre son lo que parecen, hay matices, que con la razón sólo no es suficiente y que la revancha no es justicia.
El autor, a través de la señora Stendhal, hace una reflexión sobre el destino, ella cree que siempre se puede escoger y que no se puede eludir la responsabilidad individual ante los hechos colectivos. Pero el Lucas crece y va perdiendo la objetividad que viste la infancia, el sistema represivo que le rodea le golpea en la adolescencia y le abre los ojos, ahora ve el miedo que antes le pasaba desapercibida, ahora prueba en propia piel los escarnios y los abusos que los vencedores han institucionalizado. Ahora se verá impelido a tomar partido.
El autor utiliza un lenguaje directo pero tierno para explicar el recorrido vital de Lucas, es un niño el narrador y esto lo tiene presente, pero hay también sentimiento y belleza, se manifiesta en el paisaje, en la naturaleza, en aquella carretera rodeada de árboles donde Lucas ha sido feliz, en las montañas, peligrosas y a la vez acogedoras, en los quehaceres del día a día de la gente del pueblo y en el ambiente frío de los inviernos gerundenses. Hay también historia, el Rafael Nadal ha vaciado documentación y ha recogido testimonios que aportan veracidad al contexto descrito. Y, sobre todo, hay emoción y sorpresa, hasta el final, porque muchos secretos se esconden en esta sociedad de posguerra, no podemos obviar que el silencio es olvido y el olvido a veces supervivencia.
Booktrailer del libro La señora Stendhal Rafel Nadal
Acerca del autor Rafel Nadal
Rafael Nadal (Girona 1954) escribe en La Vanguardia y colabora habitualmente en distintos medios. Es autor de Los mandarines, un libro de retratos sobre el poder; Cuando éramos felices (Premio Josep Pla, 2012) y Cuando decíamos champán. La maldición de los Palmisano (2015), su anterior novela ha sido traducida a catorce idiomas.