Brandon Mull nos vuelve a sorprender con la cuarta entrega de su saga: “Los secretos de la reserva de dragones”. La saga tiene tres libros antes: “Fablehaven”, “La ascensión del lucero de la tarde” y “La plaga de la sombra”. Y como Brandon nos tiene acostumbrados en esta saga: la fantasía, magia, misterios y los hermanos Sorenson no faltarán.
Esta vez, las reservas donde viven los seres mágicos siguen en peligro, y obtener los cinco artefactos de la prisión de los demonios se ha vuelto en la meta de una carrera que busca llegar a su fin. Los caballeros del Alba ya han conseguido dos de los cinco artefactos, pero si la Sociedad del Lucero de la Tarde se apropia del resto, será algo muy malo y peligrosa. Kendra podrá averiguar donde se encuentra la llave que abre la cámara donde está otro de los artefactos. Ella puede averiguar esto gracias a que lee los diarios secretos de Patton. El lugar es una reserva de dragones de Wyrmroost.
Wyrmroost es una reserva de dragones bastante peligrosa, pero para llegar a ella deberán enfrentar otras cosas. ¿Quién va a ser el que detenga a la Esfinge? ¿Podrán los Caballeros del Alba conquistar la reserva de Wyrmroost? Vanesa, ¿Es confiable? ¿Cuál es el artefacto que encontrarán? Y por último…¿Dónde está Seth?
Booktrailer del libro Los secretos de la reserva de los dragones de Brandon Mull
Acerca del Autor Brandon Mull
Brandon Mull es uno de los escritores que encabeza la lista del The New York Times, EE.UU. Hoy en día, además del Wall Street Journal por sus conocidas series Beyonders y Fablehaven. Brandon reside en un feliz pequeño valle cerca de la boca del gran cañón con su esposa y cuatro hijos. Pasó dos años viviendo en el desierto de Atacama, en el norte de Chile, donde aprendió español y malabares. En una ocasión ganó un concurso de comer pudín en el patio trasero de la casa de su abuela, ganando una medalla de oro. Tuvo siempre un deseo muy secreto por escribir libros, aunque sabía que ser un novelista de éxito era un verdero reto, desde pequeño tuvo una imaginación muy fructífera y vivía sus aventuras en su cabeza, a medida que fue creciendo esas historias se fueron tornando más complejas y creíbles por lo que un buen día decidió compartirlas con otros.