Mil besos prohibidos era una cita que estaba destinada a cumplirse desde el primer día. De la pluma de Sonsoles Ónega nace una historia de amor de que renace de un encuentro casual y se transforma en una pasión prohibida.
Dicen que las casualidades no existen, o al menos Costanza no cree en las casualidades. Lo que no sabe es que su vida va a cambiar por un encuentro inesperado en la Gran Vía de Madrid.
Comienza el otoño y Costanza se dirige a una reunión con un cliente muy importante. Tiene poco tiempo separada de su marido y dejo su vida como fiscal para ejercer derecho en un importante despacho de abogados. El caso que tiene actualmente es la defensa de un importante banquero.
Este nuevo caso absorbe todo el tiempo de la protagonista. De ella depende la libertad de Gerardo Barrios. A este importante banquero se le acusa de graves delitos relacionados con corrupción y podría estar a un paso de ir a prisión, sin dudarlo contrato a la mejor para su defensa.
Para su sorpresa en el camino se encuentra con un rostro bastante conocido para ella y que no había visto desde hace veinte años. Mauro el primer hombre que ella deseo, ahora era el padre Mauro quien recién volvía de Roma para hacer un trabajo encargado por el arzobispado de Madrid.
Ese encuentro movió más de un recuerdo en Costanza y a pesar de que las circunstancias ahora no eran favorables los sentimientos vuelven a salir a flote. Esa historia perdida hace veinte años vuelve envuelta en un vuelco de pasión.
Es una nueva oportunidad para revivir esa historia imposible con aquel hombre que un día se fue sin mediar palabra. Costanza se enfrenta al dilema de sucumbir ante sus sentimientos o aceptar todos los factores en su contra.