“Solo el que ama la vida piensa en la muerte”, con esta premisa Gabriel Rolón nos invita a reflexionar sobre El duelo. Es una experiencia que todos los seres humanos hemos vivido al menos una vez y nos invita a mirar hacia dentro y conectarnos con ese dolor que transforma.
Cuando el duelo llega lo hace por sorpresa. Llega como un tsunami, se instala en nuestras vida y nos sumerge en el dolor más profundo.
No importa qué tan preparado estás para asumir la pérdida, el duelo siempre golpea con fuerza. La vida pierde todo sentido, te sientes vacío, confundido y parece el fin.
El duelo no solo se trata de la pérdida de un ser querido. También se vive un duelo cuando ocurre una ruptura de pareja, la pérdida de un trabajo, migrar a otro país o perder algo que nos da un sentido de pertenencia ante la vida.
Independientemente de las razones, todo duelo debe pasar por varias etapas y es allí cuando comienzan a aflorar los sentimientos. Desde el momento en que comienza se hace presente el dolor hasta llegar al punto de aceptar el cambio.
Vivir una pérdida puede ser una de las experiencias más duras, pero sin duda es una de las que más nos hace crecer como individuos. El duelo nos invita a avanzar, aunque siempre seremos parte de lo que perdimos.
Rolón nos ofrece una perspectiva como psicoanalista del tema, agregando esa forma peculiar que tiene de ver al mundo. Ya que el psicoanálisis requiere tener la capacidad de percibir el dolor del paciente y hacer un profundo análisis personal.
El asegura que siempre hay una forma de superar la ausencia de la pérdida para transformarnos en mejores personas. Lo peor que puede pasar es que en el camino te conviertas en una persona más empática.
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