El libro Kentukis de Samanta Schweblin , que nos hace cuestionarnos acerca del uso de la tecnología y la privacidad de la identidad.
¿Qué sucedería si personas de cualquier lugar del planeta pudieran meterse en la vida de otras? ¿A través de qué dispositivo lo harían? ¿Hasta dónde podría llegar la creatividad humana para sacar provecho de esta situación? con estas preguntas abre la sinopsis de este libro fabuloso, fantástico y escalofriante en donde , como mascotas o fantasmas otro puede invadir tu privacidad al extremo de poder sentarse en la sala de tu casa, sin importar el tiempo o el espacio.
No son mascotas, ni fantasmas, ni robots. Son ciudadanos reales, y ellos estarán siempre en la búsqueda de entrar en espacios antes conocidos como privados a compartir sin importar la distancia e incluso tu deseo haciendo uso de una tecnología que avanza rápidamente pero que conforme lo hace se vuelve aterradora.
Iremos en ese camino, interesante fantasía de ciencia ficción, vale la pena leerlo.
Booktrailer del libro Kentukis de Samanta Schweblin
Acerca de la autora Samanta Schweblin
Nacida en 1978, Samanta Schweblin creció en Buenos Aires, donde estudió cine. Entre otras habilidades adquiridas, aprendió a escribir guiones y comedias. Antes de dedicarse por completo a sus escritos, fundó una agencia especializada en diseño web. Comenzó a trabajar creativamente a una edad temprana: de niña dictó sus primeros cuentos a su madre y los ilustró ella misma. De su abuelo, una artista visual, aprendió desde muy temprano en la vida que uno debería estar en la posición de manejar sin dinero. De hecho, atribuyó tanta importancia a su autonomía artística que buscó otros medios para mantenerse, lo que llevó a fundar la agencia. En diciembre de 2001, el primer premio literario que recibió como una mujer muy joven fue el «Fondo Nacional de las Artes», el premio de arte más prestigioso del país, pero otorgado en ese momento de todos los tiempos, cuando el argentino La crisis financiera había alcanzado una altura devastadora. Si bien este premio altamente remunerado retuvo solo su valor simbólico, los desgloses financieros fueron seguidos por los políticos. A pesar de la confusión y la incertidumbre general que dominaba la Argentina en ese momento, Samanta Schweblin, que solo había publicado algunos artículos en varios periódicos hasta ese momento, fue contratada por las reconocidas editoras de Planeta. Como dijo en una entrevista con el periódico berlinés Der Tagesspiegel, esto se limitaba a un milagro: “Ahí estaba, veintidós, una escritora desconocida y una mujer en Argentina, donde la escena literaria está dominada en gran parte por hombres. Todo estaba en mi contra. Esos fueron días realmente terribles. Hubo protestas violentas en Buenos Aires, y murieron veinticinco personas ”.