El título, Los muchachos de Zinc que fue colocado por Svetlana Alexievich, proviene de los ataúdes de zinc en los que los soldados regresaron a casa.
La introducción hace hincapié en las comparaciones entre la guerra estadounidense en Vietnam. Ambas veces, los soldados llegaron a una guerra que otros consideraban un error, ambos tenían fuerzas de alta tecnología contra una resistencia feroz, ambos llevaron a un sadismo sin escrúpulos contra la población civil, ambos países sufrieron una crisis de identidad sobre lo que vino a continuación . Pero eso no es muy exacto; por un lado, los soviéticos tenían un control más estrecho de los medios de comunicación que los estadounidenses hasta 1990. No es tan diferente o llamativo como el libro de Chernobyl, pero Chernobyl era una clase de desastre todo por sí mismo. Hay suficientes paralelos para dibujar con alguna otra guerra en algún otro lugar lejos de casa. Afganistán, Irak, Siria, Chechenia, Ucrania.
Las historias y las entrevistas son invariablemente espantosas, una rutina de trabajos pesados y suciedad, una herida emocional podrida y sumamante dolorasa. Las mujeres hablan de sus propios vislumbres de horror y el casi continuo acoso sexual de sus jefes. Las historias llegan de nuevo a la casa. Madres, padres y viudas. Las madres se reúnen alrededor del cementerio y hablan de sus hijos como si todavía estuvieran vivos. El idealismo y la propaganda se han roto, la mentira que dio sentido a la guerra ha desaparecido.
También hay un toque muy raro en el sentido perverso del humor que los veteranos tienden a tener. Hay una historia sobre algunos que conducen por todas partes de la carretera, aullando de risa ya que no tienen que preocuparse de minas terrestres allí. La mayoría de las veces tratan de encontrar a otros veteranos, ya que son los únicos que entienden.
Este es un libro que tiene una relevancia continua, mientras las naciones continúen confundiéndose con las aventuras imperiales. Una lectura fuerte que alerta de los daños de la guerra.
Booktrailer del libro Los Muchachos de Zinc de Svetlana Alexievich
Acerca del Autora Svetlana Alexievich
Svetlana Alexievich nació en Ivano-Frankivsk, Ucrania, en 1948 y ha pasado la mayor parte de su vida en la Unión Soviética y la actual Bielorrusia, con prolongados períodos de exilio en Europa Occidental. Comenzando como periodista, desarrolló su propio género de no ficción, que reúne un coro de voces para describir un momento histórico específico. Entre sus obras figuran La cara desunida de la guerra (1985), Los últimos testigos (1985), Zinky Boys (1990), Voices from Chernobyl (1997) y Secondhand Time (2013). Ha ganado muchos premios internacionales, entre ellos el Premio Nobel de Literatura 2015 “por sus escritos polifónicos, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo”.